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Más de 40 hombres, mujeres y jóvenes agricultores asistieron al primer taller para fortalecer sus capacidades y mejorar la resiliencia del hogar frente al cambio y la variabilidad climática

Con el objetivo de contribuir a que los productores puedan tomar decisiones productivas, CCAFS en alianza con CATIE están implementando el enfoque “Servicios Integrados Participativos de Clima para la Agricultura” (PICSA) en el TeSAC Santa Rita, en Honduras. Esta actividad inició con un taller en la comunidad de Tierra Fría Primera, y contó con la participación de 40 personas entre hombres, mujeres y jóvenes, más el equipo facilitador compuesto por investigadores de CCAFS y CATIE. Socios locales como la Mancomunidad de la Ruta Maya (Mancorsaric) y la oficina regional de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), también participaron de la jornada.

Un ajuste a la metodología fue el uso de los planes de patio y finca, que fue un aporte de MAP-CATIE, en remplazo del mapa de asignación de recursos. Se trabajó, además, el calendario estacional y se compartió información climática histórica de la zona.

Los planes de finca son una herramienta de planificación participativa de la finca en la cual los productores pueden visualizar el estado actual de su finca, listar sus recursos y las acciones a realizar en un periodo determinado de tiempo para alcanzar la visión de una finca “soñada”.

El objetivo de este ejercicio fue que los productores reflexionaran sobre la situación de actual de sus fincas y cómo estás podrían, con base en sus propios recursos, responder a la demanda de alimentos para el hogar y al mismo tiempo generar excedentes productivos para satisfacer otras necesidades de la unidad familiar, mientras que se generan capacidades para mejorar la resiliencia del hogar al cambio climático y variabilidad climática.

Construcción participativa de calendarios agroclimáticos. Fotos: E. Leguia (CCAFS)

Construcción participativa de calendarios agroclimáticos. Foto: E. Leguia (CCAFS)

Los calendarios agroclimáticos consiste en confeccionar una matriz de sistemas productivos de la finca, comportamiento de las precipitaciones y las actividades realizadas en cada mes. Los productores identificaron con claridad el inicio de las lluvias, canícula y verano. De igual manera todos coincidieron en el café, maíz y frijol como los principales rubros agrícolas a los cuales se dedican durante el año. Las damas remarcaron que en ciertas actividades (siembra y cosecha) su participación se restringe a llevar el almuerzo a los esposos. La forma como ellos perciben el comportamiento de las lluvias se confirmó con la presentación de un gráfico con información de la estación meteorológica más cercana; aunque no se muestran la variabilidad o inestabilidad de la época lluviosa.

Precipitación (mm) histórica 1952 - 2013 para la estación meteorológica de Santa Rosa. Fuente COPECO.

Precipitación (mm) histórica 1952 - 2013 para la estación meteorológica de Santa Rosa. Fuente COPECO.

El ciclo productivo en la zona inicia entre abril y mayo, que es donde se preparan los terrenos a espera de las primeras lluvias que, según el comentario de los productores, inicia en junio. La percepción de todos los asistentes fue que las lluvias no son las mismas en fecha ni en cantidad en referencia a años atrás. Es difícil establecer un año o periodo de comparación, pero la mayoría toma como referencia la época en la que trabajan en la finca de sus padres. La percepción de cambio en las lluvias no es reciente, es un proceso que ha venido intensificándose en las últimas décadas, según el comentario de los participantes del taller.

Para el caso del maíz, la menor precipitación tiene un impacto inmediato en la germinación del grano, crecimiento y desarrollo de las plántulas. Aunque el frijol es un cultivo de mayor tolerancia a épocas secas que el maíz, la falta de lluvias aumenta la sensibilidad a plagas y enfermedades, así como el desarrollo deficiente del grano. Para el caso del café, el cambio percibido en las lluvias provoca aborto de flor y cuajado del grano y disminuye la tasa de excelencia. 

Trabajamos un ejercicio práctico para mostrar lo que significa 1 mm de precipitación. La explicación fue bien recibida por los productores, y nos dio entrada a hablar sobre la cantidad de agua requerida por los cultivos, que también generó buenos comentarios por parte de los participantes, pues no conocían los requerimientos hídricos de sus cultivos.

Según Cruz (2013)[1], una variedad tropical de maíz de 120 días de ciclo vegetativo necesita entre 600 y 700 mm. De otro lado, Salinas (1999)[2] refiriéndose a la zona productora de frijol en Nicaragua (departamento de Boaco), menciona que el frijol necesita de 250 mm de precipitación entre la germinación y la cosecha. Este ejercicio fue clave para luego explicar el comportamiento de las precipitaciones históricas en Santa Rita.

También se mostró un gráfico en cual se mostraba el comportamiento histórico de las lluvias durante el mes de junio en los últimos 36 años, resaltando que, con excepción del 2016, del 2012 hasta el 2015 fueron años en los cuales las lluvias estuvieron por debajo de lo normal. Finalmente, remarcamos la necesidad de llevar registros de precipitaciones que puedan ayudarnos a comparar los datos que se obtienen en estaciones meteorológicas con lo que realmente está lloviendo en cada una de las parcelas.


Referencias

[1] Cruz, O. 2013. Manual para el cultivo de maíz en Honduras. Secretaría de Agricultura y Ganadería, Dirección de Ciencia y tecnología Agropecuaria. Tegucigalpa, Honduras.

[2] Salinas I. 1999, Necesidades Hídricas de los cultivos, Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria INTA, Managua, Nicaragua.

Efraín Leguia es coordinador de los TeSAC de Centroamérica