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Un taller realizado en Guatemala buscó converger saberes y experiencias en un proceso participativo de priorización de inversiones en agricultura.

Guatemala es un país diverso en todo el sentido de la palabra; tanto en regiones ecológicas como en variedad de lenguas y culturas. Por ello, para superar los retos que plantea el cambio climático, se deben considerar estos y muchos factores más, cuando se trata de priorizar las intervenciones en agricultura.

Uno de los mayores retos que debe afrontar el país, es el de fomentar la seguridad alimentaria y nutricional de sus ciudadanos, máxime cuando según estimaciones de UNICEF en el año 2011, aproximadamente 1,3 millones de niñas y niños guatemaltecos menores de cinco años sufre de desnutrición crónica.

El cambio climático agrava estos desafíos, limitando la capacidad de producción de alimentos a nivel mundial. La solución para alimentar a una población que sigue en constante aumento puede ser la intensificación de la agricultura, pero si esta no se realiza de una manera sostenible, el cambio climático aumentará, haciendo que ‘el remedio’ sea peor que ‘la enfermedad’.

¿Qué es ASAC?
El concepto de Agricultura Sostenible Adaptada al Clima – ASAC (conocida en inglés como Climate-Smart Agriculture) surgió en la Conferencia Mundial sobre Agricultura, Seguridad Alimentaria y Cambio Climático en 2010 como una respuesta a estos desafíos globales entrelazados.
 
La ASAC se ha definido como "la agricultura sostenible que aumenta la productividad, mejora la resiliencia, reduce/elimina las emisiones de gases de efecto invernadero y permite el logro de la seguridad alimentaria y de los objetivos de desarrollo nacionales" (FAO 2010).

Es por ello que la Agricultura Sostenible Adaptada al Clima (ASAC) se presenta como un enfoque alternativo a los sistemas de producción convencionales para lograr los objetivos de mejorar la seguridad alimentaria, pues estas prácticas ofrecen una ‘triple ganancia’ en cuanto a productividad, adaptación al cambio climático y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Basándose en este concepto, el Programa de Investigación de CGIAR en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS) ha identificado cerca de 30 prácticas o metodologías orientadas a este propósito, con diferentes disyuntivas en relación costo-beneficio; sin embargo, decidir cuáles son las mejores prácticas para cada contexto o región requiere un estudio cuidadoso para maximizar las oportunidades de éxito.

CCAFS busca apoyar a los gobiernos facilitando la toma de estas importantes decisiones, y para ello desarrolló una herramienta de priorización de inversiones en Agricultura Sostenible Adaptada al Clima y con el apoyo del Banco Mundial están desarrollando un programa piloto en Guatemala, y que posteriormente se trabajará también en Vietnam y Mali.

Este proyecto se realiza en Guatemala en cooperación con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAGA), mediante un proceso participativo de cuatro fases y que involucra gobierno, academia, centros de investigación y sectores productivos.

EL CARÁCTER MULTIDISCIPLINARIO DE LOS PARTICIPANTES ENRIQUECIÓ LOS RESULTADOS DEL TALLER. FOTO: J.L.URREA (CCAFS)

El carácter multidisciplinario de los participantes enriqueció los resultados del taller. Foto: J.L.Urrea (CCAFS) 

El primer paso consistió en la identificación del enfoque estratégico para el país, así como las zonas y cultivos más vulnerables; con esta información, se invitó a Universidades, entidades gubernamentales, organismos internacionales de cooperación y representantes de los productores al taller ‘Priorizando las inversiones en Agricultura Sostenible Adaptada al Clima’ realizado en Guatemala en el mes de agosto, para socializar y refinar la lista de prácticas, en conjunto con actores clave de todo el país.

Carlos Anzueto, Viceministro de Desarrollo Económico del MAGA, quien también presidió la apertura del taller, destacó la importancia de este proyecto que responde a las necesidades específicas del país, y que además sea un proceso participativo e incluyente:

“El propósito es hacer converger a muchas instituciones desde el sector académico, gubernamental, investigación y el poder local para que compartan conocimientos, intervenciones y la experiencia de otros lugares, para determinar las intervenciones que sean eficientes y eficaces para atenuar los efectos del cambio climático, y que podamos compartir experiencias, protocolos de atención  y propuestas de intervenciones que sean económicamente viables, eficientes y culturalmente factibles de implementar en cada uno de los territorios”.

Tras una jornada intensa que contó con la participación de numerosos actores del sector agropecuario en Guatemala, se explicó el trabajo desarrollado previamente y que sirvió como insumo de trabajo para el taller, así como las valoraciones preliminares del impacto potencial de las prácticas; los participantes se dividieron en grupos de trabajo y desde la perspectiva de cada uno, realizaron valiosos aportes para mejorar el proceso de priorización, como la sinergia de varias prácticas y la contextualización en diferentes regiones,  debido a diferentes amenazas o riesgo ambientales presentes y futuros. El carácter multidisciplinario de los participantes hizo que fuera muy enriquecedor.

Con mucho entusiasmo, representantes de diferentes sectores como el forestal, manifestaron su interés en participar más activamente en el proceso. Ana Lucia Solano, Investigadora del Centro de Estudios Ambientales y Biodiversidad de la Universidad del Valle de Guatemala, concluyó:

“El taller ha sido un trabajo bastante enriquecedor; pude compartir con personas de distintos sectores sobre la perspectiva que cada quien tiene de la agricultura de Guatemala. La actividad ha sido bastante dinámica, fácil de seguir y se ha logrado avanzar bastante”.

Igualmente también habla sobre los beneficios del proyecto:

“El sector agropecuario se puede beneficiar mucho de este proyecto porque hay muchas cosas por hacer, pero los recursos son limitados y es necesario priorizar; no se pueden atender todas las necesidades, pero si se puede definir basados en los criterios de los expertos y la gente que más conoce los sistemas productivos, cómo priorizar y encaminar mejor la inversión”.

La siguiente fase del proceso utilizará los resultados, criterios ponderados, y los indicadores trabajados en el taller como insumos en la herramienta de modelación económica y priorización. La información del taller se complementa con datos primarios, literatura científica, y el conocimiento de expertos para analizar los costos y beneficios de cada opción ASAC y para generar diferentes portafolios de inversiones.

Al final del ejercicio de priorización, Guatemala contará con un portafolio concreto de inversiones en ASAC, que proporcionará información valiosa para seleccionar las prácticas más adecuadas para invertir en el sector agropecuario según el contexto nacional, sus retos ambientales y socioeconómicos, además de servir de modelo para replicar en otras regiones del país y del mundo.

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José Luis Urrea es Oficial de Comunicaciones de CCAFS América Latina.

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