Hacia la estimación de la línea de base: avances en el diseño de la NAMA café en el Perú
Con el apoyo de CCAFS América Latina, las investigadoras Valentina Robiglio y Marta Suber han apoyado el proceso de diseño de la NAMA-CAFÉ liderado por el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) del Perú.
Desde el lanzamiento oficial de la idea en la COP20, la NAMA-CAFÉ ha llegado a ser un componente estratégico del compromiso climático del Perú expresado en sus Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC en inglés) sometidas a la COP21 de Paris en 2015 y también un elemento reconocido en documentos nacionales estratégicos como la Estrategia Nacional de Conservación de Bosque y Cambio Climático aprobada en 2016.
El desarrollo de una NAMA es un proceso complejo por la dificultad debida a la identificación y alineamiento de políticas, programas e iniciativas con el fin de eliminar las barreras políticas, técnicas socio-económicas, culturales y ambientales que impiden el alcance del objetivo.
En la fase inicial de diseño, es necesario identificar un nivel de referencia que nos permita relacionar a lo largo del proceso el desarrollo e implementación las prácticas y tecnologías, las características productivas del sector, las emisiones de GEI y las medidas necesarias para reducirlas. En esto consiste la definición de la línea de base, conjunto de valores de emisiones anuales estimados para un periodo de tiempo establecido, que proyectada al futuro (nivel de referencia o BAU) permite a la vez establecer un objetivo o meta y medir los avances de la NAMA. La línea de base es un elemento de referencia, crucial en la fase de diseño de la NAMA.
La NAMA-CAFÉ de Perú: ¿porque y cómo?
La necesidad del país de tener una NAMA para el sector cafetalero surge de la importancia que este cultivo tiene a nivel nacional, considerando que cuenta con 425 mil hectáreas aproximadas de superficie sembrada. El café es el cultivo de mayor cobertura en la Amazonía (ocupa el 25% del área agrícola) y está fuertemente vinculado a procesos de deforestación de la región, los cuales son responsables de fuertes emisiones de GEI.
En el Perú la NAMA-CAFÉ busca promover el crecimiento sostenible de la productividad del café a través de 1) la aplicación de buenas prácticas que incluyan agroforestería y manejo adecuado de la fertilización, 2) la reducción de las emisiones evitando la deforestación y estableciendo o renovando los sistemas cafetaleros en áreas productivas en barbechos o degradadas, y 3) reduciendo las emisiones generadas en las etapas de transformación y transporte del producto Consulte la hoja de datos haciendo clic sobre la imagen o en este enlace (en inglés).
La estimación de la línea de base
Con el apoyo del Programa de Investigación de CGIAR en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS) América Latina, las investigadoras Valentina Robiglio y Marta Suber del Centro Mundial Agroforestal (ICRAF) América Latina han apoyado el proceso de diseño de la NAMA-CAFÉ liderado por el equipo de Veronika Gonzalez, de la Dirección de Políticas Agrarias en el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) del Perú.
Las investigadoras han articulado las diferentes etapas de estimación de la línea de base en el marco de un proceso participativo e inclusivo de co-aprendizaje. Han procedido a una rigorosa compilación de datos científicos y técnicos, literatura, información experta sectorial cualitativa y cuantitativa y estadísticas nacionales, contando en cada etapa con el valioso aporte de las organizaciones y gremios nacionales como la Junta Nacional del Café, SCAN Perú, Cámara Peruana del Café y Cacao, así como de organizaciones no gubernamentales como Rainforest Alliance, Solidaridad Network y Soluciones Prácticas en la provisión de información y en la validación del proceso mismo.
En dos talleres sucesivos coorganizados por CCAFS-ICRAF, Soluciones Prácticas y Minagri, con la participación de cerca de 40 expertos en café de diferentes organizaciones y ámbitos, Valentina Robiglio y Marta Suber presentaron los conceptos, las etapas y validaron los supuestos de los diferentes componentes que influyen en el balance de GEI del sector.
Valentina Robiglio (izquierda) y Marta Suber (Derecha) en el primer taller nacional de NAMA-CAFÉ para el establecimiento de la línea de base de la NAMA-CAFÉ (Foto: Elizabeth Chavez)
La metodología ha consistido en identificar, distribuir y estimar las emisiones por tres componentes:
- Uso del suelo y cambio de uso del suelo y silvicultura (USCUSS)
- Transformación
- Transporte
Balance de emisiones/absorciones del sector cafetalero por la NAMA-CAFÉ con desglose de los componentes considerados (Foto: Elizabeth Chavez)
En el primer componente se incluye tanto el almacenamiento de carbono para el uso de la tierra al cual se relacionan las diferentes tipologías de cafetales, como las emisiones debidas al establecimiento de cafetales según el cambio de uso de la tierra afectado por tal actividad. También, se consideran los aportes en GEI del manejo de residuos de poda, fertilizantes, pesticidas, herbicidas y fungicidas.
El segundo componente se refiere a las emisiones generadas en las etapas de transformación del producto incluyendo, cuando es posible, los materiales, las maquinarias y el tipo de carburantes utilizados, así como los residuos y su manejo.
Por último, el transporte se contabiliza en dos momentos: entre la finca y el punto de acopio, y entre el punto de acopio y los lugares de procesamiento para obtener el producto pergamino. La contabilización considera las distancias, los tipos de vehículos, los viajes necesarios y el material para el transporte del producto.
¿Cuáles son las principales fuentes de emisiones en el sector cafetalero del Perú?
Al final de proceso las investigadoras presentaron una línea de base de GEI, identificando a la vez las fuentes de emisiones en términos absolutos y relativos por cada kg de café producido y un escenario BAU con una proyección de las emisiones al 2024.
Se destacó así el rol clave del cambio de uso de la tierra, como primer emisor por el continuo proceso de expansión del café en el bosque, seguido por el componente transformación en el cual los residuos, y en específico, las aguas mieles por ser fuente de Metano (CH4), son los componentes que contribuyen con más emisiones. El transporte, cuya inclusión hasta entonces había sido menospreciada en el impacto ambiental desapercibido, se describe por las emisiones sustanciales debidas al empleo de sacos de polipropileno, material derivado de combustibles fósiles. La importancia de estas emisiones es un resultado notable en sí, pero, frente a los aportes de los demás componentes, de relevancia limitada.
Los GEI generados por una unidad de producto indican un promedio de 20 kilogramos de carbono equivalente por cada kilo (kgCO2e/kg) café, y la tendencia es a que este aumente en el tiempo. Estos valores dependen de las prácticas de establecimiento de los cafetales, por ejemplo, del uso de la tierra remplazado por el cultivo y del nivel de sombra establecido que determina la capacidad del sistema de almacenar carbono, entre otros.
Las opciones de mitigación disponibles son así vinculadas a la implementación de los sistemas agroforestales. La conversión de los cafetales en sistemas agroforestales complejos, la recuperación e instalación en áreas degradadas, la renovación de cafetales y el utilizo de áreas de barbecho, a la vez aumentaría la capacidad de almacenar de carbono y reduciría la expansión del cultivo en áreas de bosque, disminuyendo fuertemente las emisiones de este componente.
La proyección del BAU indica un aumento en las emisiones anuales hasta llegar a cerca de 10 MtCO2e al año 2024, duplicando las emisiones promedias de la temporada 2004-2015. La consideración de los sistemas productivos y de sus trayectorias a la vez concierne la identificación de estrategias, políticas y acciones a implementar para reducir el impacto que estos comportan para el medio ambiente.
Otro tema central en la reducción de emisiones por cambio de uso de la tierra, es lograr aumentar la productividad, al momento por debajo de los 7 q/ha (FAOSTAT 2013) e inferior a la de otros países productores de América Latina como Brasil, Guatemala, Honduras y Costa Rica (14, 10, 9 y 8 respectivamente, FAOSTAT 2013).
Fuente: elaboración propia a partir de FAOSATAT 2013
Pocos productores emplean insumos y eso mantiene baja su cuota de emisiones. Aun así, un correcto manejo que evite desperdicios y sobredosis en las aplicaciones, calibrado en las necesidades del cultivo según la estación de producción y las características del suelo y del sistema de producción mismo, representa una válida medida de reducción de emisiones para el sector, de cara también a la importancia de Perú en el mercado de café orgánico mundial en el cual ocupa el segundo lugar en la producción y exportación.
Mensaje clave y próximos pasos
Resultados del análisis de barreras al desarrollo del sector cafetalero por el grupo de expertos políticos, primer taller nacional de NAMA-CAFÉ. Foto: Elizabeth Chavez
Además de intervenciones típicas de reducción de emisiones del sector cafetalero como el tratamiento de las aguas mieles, la reducción de fertilizantes nitrogenados y el fomento de sistemas agroforestales indicadas en las estrategias de mitigación de otros países, se evidencia el rol clave de la planificación territorial con enfoque de paisaje, que a través de mecanismos y políticas tiene el potencial de establecer un marco institucional, político y económico que desfavorezca los cambios de uso y la deforestación incentivando la renovación de áreas ya cultivadas o en barbechos y la recuperación de áreas degradadas.
Para completar con el diseño de la NAMA, es necesario ahora identificar las regiones de intervención prioritarias y definir las actividades que se verán implementadas. A esto se añade el establecimiento de un sistema de monitoreo reporte y evaluación (MRV) sobre el cual se basa la evaluación del desempeño de la NAMA y el cumplimiento con los compromisos estipulados a nivel internacional.
Conozca más
- Informe NAMA Café Perú: Primera estimación de línea de base de emisiones de gases de efecto invernadero del sector
- Vea la galería de imágenes del taller
Valentina Robiglio y Marta Suber son investigadoras del Centro Mundial Agroforestal (ICRAF) América Latina.
Editado por José Luis Urrea, oficial de comunicaciones de CCAFS América Latina.