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¿Cómo combatir la inseguridad alimentaria en Guatemala?

Importantes actores del sector agropecuario de Guatemala: gobierno, academia, organismos internacionales, institutos de investigación, organismos no gubernamentales y representantes de productores participaron el taller. Foto: J.L.Urrea (CCAFS)

Un taller reunió a los actores del sector agropecuario guatemalteco para que de manera participativa identificaran las mejores prácticas de agricultura sostenible que permitieran preparar mejor al país para los futuros cambios en el clima.

En el año 2012, unas 53.297 familias guatemaltecas sufrieron la pérdida de cultivos por sequía, sobretodo de frijol y maíz; cuyos costos ascendieron en conjunto a más de 80 millones Quetzales. Los períodos más prolongados de escasez de agua de lluvia ocurren en el corredor seco1, por causa de la canícula prolongada que afecta al país constantemente, produciendo sequía cada vez más severas que causan graves daños en los cultivos de subsistencia de las familias más pobres, quienes cada día tienen más amenazas sobre su seguridad alimentaria.

Para hacer frente a esta crisis, El Gobierno de Guatemala ha iniciado una serie de iniciativas para revertir esa situación, como ‘Operación Oportunidad’ en la que los pequeños agricultores reciben ayudas a cambio de realizar prácticas de conservación de suelos, uso de barreras vivas, pozos de infiltración, entre otras prácticas para recuperar su campo de cultivo; el Plan de Agricultura Familiar para el Fortalecimiento de la Economía Campesina (PAFFEC) donde se pone como prioridad la asistencia técnica en las zonas rurales, y un proyecto de simulacros de sequía para estar mejor preparados frente a futuros desastres climáticos.

El marco de priorización usa un enfoque de cuatro fases para guiar al usuario a través del proceso de filtrado de una lista de prácticas ASAC en un portafolio de prácticas prioritarias. Las fases son aditivas, y en cada una se refina el resultado de la anterior. El proceso generalmente toma 4-8 meses, y puede ser simplificado y continuar proveyendo insumos valiosos para la toma de decisiones en inversión. Conozca más

Estas intervenciones se suman al gran abanico de opciones de Agricultura Sostenible Adaptada al Clima (ASAC) que han sido recopiladas en el compendio del Marco de Priorización de Inversiones en ASAC, un proyecto del Programa de Investigación en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS) y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), que desde el año pasado se viene desarrollando en Guatemala para informar a los tomadores de decisión sobre las prácticas de ASAC que les ofrecerán mejores resultados en términos de productividad, adaptación al cambio climático y desarrollo bajo en emisiones.

El proceso, que ahora está en su fase final, reunió a los más importantes actores del sector agropecuario de Guatemala: gobierno, academia, organismos internacionales, institutos de investigación, organismos no gubernamentales y representantes de productores para, en una primera instancia, establecer el alcance del estudio, identificar las prácticas ASAC existentes y promisorias, y seleccionar y valorar los indicadores de interés para el país. Sebastián Marcucci, Ministro de Agricultura y Ganadería de Guatemala, destacó la importancia de este enfoque multi-sectorial: “Estos talleres son muy importantes porque unificamos criterios y opiniones con los diferentes actores”.

Estos objetivos se validaron en un taller realizado en agosto de 2014 con una nutrida participación de estos actores que priorizaron el trabajo en el corredor seco guatemalteco, e identificaron las prácticas prioritarias para hacer frente a la problematica de esta región.

Tras este primer taller, se realizó un trabajo de análisis económico con el cálculo de costos y beneficios de ocho de las prácticas ASAC identificadas. Con este fin se se realizó un trabajo de recolección de información socio-económica, creando unos indicadores que permitirían evaluar los beneficios económicos de las prácticas en términos de costos de instalación y mantenimiento, el periodo de recuperación de la inversión, así como su influencia en las externalidades, o situaciones en donde las prácticas también generan efectos en otros indicadores como biodiversidad, secuestro de carbono y nivel de contaminación de suelo y agua.

Con los resultados del análisis, CCAFS y el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Guatemala (MAGA) convocaron nuevamente a los actores del sector agropecuario a un segundo taller realizado en el pasado mes de junio y en el que socializó la metodología y los resultados del análisis costo-beneficio; para que al igual que en el primer taller, de una manera participativa los asistentes discutieran los resultados así como las barreras y oportunidades para la implementación de estas prácticas.

los grupos construyeron portafolios de inversión y planes de acción para las prácticas más citadas. Foto: J.L.Urrea

Posteriormente, los participantes se dividieron en grupos para construir portafolios de inversión comparando los indicadores entre prácticas, así como los resultados de implementar dos o tres de estas prácticas ASAC. Estos grupos se organizaron por los tipos de actores involucrados: gobierno, sector productivo y academia e investigación; pues cada grupo podría tener unos criterios específicos para seleccionar y priorizar estas prácticas. La intención era que cada sector justificara porque el portafolio creado por ellos ofrece mayores beneficios sociales, económicos y ambientales, para luego decidir cuáles prácticas incluir. Cada grupo propuso un portafolio, de las cuales tres prácticas fueron las más citadas: Maíz tolerante al calor y estrés hídrico, labranza de conservación y frijol tolerante a mosaico dorado.

¿Cómo se van a hacer realidad estos planes?” preguntó uno de los productores que participaban del taller. Precisamente, la siguiente actividad consistió en diseñar unos lineamientos generales para la implementación de tres de las prácticas más citadas. Los participantes se dividieron en grupos multisectoriales, para así facilitar la acción colectiva, el intercambio de experiencias y conocimientos y la creación participativa de hojas de ruta para la implementación de prácticas ASAC, asegurando la alineación de las prioridades de cada grupo de actores con las políticas del MAGA. Elías Raymundo, Gerente General del Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícola (ICTA) hizo énfasis en el trabajo coordinado entre actores: “Estos talleres permiten establecer alianzas, y compromisos entre las diferentes instituciones que participan; las que estamos presentes podemos fijar convenios acerca de los planes hacia adelante”.

Con el fin de crear estas hojas de ruta, cada grupo discutió sobre las instituciones que debían participar en la implementación de dicha práctica, las regiones donde se implementarían, los beneficiarios directos e indirectos, así como los impactos esperados en un término de diez años. Cada grupo definió las acciones de corto, mediano y largo plazo que se deberían tomar para facilitar la implementación de la práctica, así como los recursos necesarios y actores potenciales que deberían ser incluidos en el proceso, para facilitar el logro de los objetivos esperados.

Con estos insumos, el MAGA podrá generar un plan de acción mucho más detallado y preciso que permitiría fortalecer las políticas públicas existentes o incluso generar nuevas líneas de acción respaldadas por información científica, en aras de coordinar mejor las acciones, la gestión de recursos y cohesionar actores del sector agropecuario en torno a estas prácticas validadas a lo largo del proceso. Edwin Rojas, Coordinador de la Unidad de Cambio Climático del MAGA, concluyó:

“En la formulación de políticas públicas siempre es muy importante tomar decisiones basadas en la mejor información disponible; en este sentido, el estudio que desarrollamos con CCAFS y CIAT, trata de encontrar ese respaldo técnico científico de cómo esas prácticas responden económicamente a los territorios de nuestros agricultores”. Los resultados del taller además han mostrado que van en la dirección correcta: “Según la información recopilada hasta ahora, con estas prácticas priorizadas los agricultores pueden ver resultados dentro de tres a cinco años de implementación, con respuestas significativas en el nivel del rendimiento de sus cultivos” añadió.

El proceso concluirá con una serie de informes que le permitirán al MAGA orientar con respaldo científico las inversiones a realizar en ASAC en el corredor seco, con la certeza que tienen la mejor información disponible para plantear políticas públicas más robustas en el sector agropecuario. Andrea Navas, Investigadora de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG), opinó sobre el taller: “Me parece excelente que ya se tengan iniciativas o prácticas priorizadas para adaptar a la agricultura al cambio climático en una región tan vulnerable como lo es el Corredor seco y, especialmente, que tengan de respaldo un análisis económico de inversión. Es algo que falta mucho en estos países y realmente, es una herramienta crítica para orientar la producción, el mercado y la economía interna nacional”.


CCAFS. 2014. Estado del Arte en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria en Guatemala. March 2014. Copenhagen, Denmark: CGIAR Research Program on Climate Change, Agriculture and Food Security (CCAFS). Consultar documento

Blog escrito por José Luis Urrea, Oficial de Comunicaciones para CCAFS América Latina, con contribuciones de Andreea Nowak y Miguel Lizarazo, ambos vinculados al equipo de Marco de Priorización de Inversiones en ASAC.