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Chile se encuentra entre los países más vulnerables ante el cambio climático, dado que presenta seis de las nueve características definidas por la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC): áreas costeras a baja altura; zonas áridas y semiáridas; áreas propensas a los desastres naturales; zonas expuestas a sequías y
desertificación; zonas urbanas con alta contaminación atmosférica, y zonas con ecosistemas frágiles, incluidos los montañosos (Ministerio de Medio Ambiente, 2018). Cambio climático que, considerando el último informe del Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas -IPCC por sus siglas en inglés-,lanzado en agosto de 2021, deberíamos referenciar más bien como crisis climática1 . Punto reforzado por el académico y Doctor en Agroclimatología y Director del Centro de Agricultura y Medioambiente (AGRIMED) de la Universidad de Chile, entrevistado para este estudio, quien señala: “Es justificado utilizar la noción de crisis climática, no de cambio climático (…) El seguir con esta forma de comunicación creo que es una decisión equivocada, porque así la población se mantiene ajena al problema, de la urgencia…no adecúa sus conductas y no puede fiscalizar y ejercer presión a las autoridades…” (Santibáñez, 2021).