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¿Cómo cortar nuestras pérdidas? Aprendiendo lecciones de los desperdicios alimenticios en China

China está teniendo éxito en reducir los desperdicios de alimentos por parte de los consumidores a través del cambio de comportamientos y culturas alrededor de la comida. Photo: E. Lee
China desperdicia menos alimentos que el promedio de países. ¿Qué podemos aprender acerca de reducir el desperdicio de alimentos en toda la cadena de suministro?

El hecho de que un tercio de todos los alimentos que se cultivan en todo el mundo se desperdicia resulta aterrador. Pero también sugiere una solución sencilla para satisfacer la futura demanda de alimentos en el contexto del cambio climático: eliminar los desperdicios alimenticios y así reducir la presión sobre los suelos, el agua, la energía y la biodiversidad, además de aportar enormes beneficios en términos de mitigación de las emisiones gases de efecto invernadero.

¿Podemos hacerlo? Una buena idea proviene del reciente artículo Las pérdidas de alimentos y desperdicios en China y sus implicaciones para el agua y el suelo de Junguo Liu, Jan Lundqvist, Josh Weinberg y Josephine Gustafsson. China ofrece lecciones muy importantes sobre los desperdicios alimenticios, debido a que su sistema de producción comparte características tanto de los países de altos ingresos (cadenas de suministro de largas distancias con pocos intermediarios) como de los países de bajos ingresos (muchos pequeños agricultores de escasos recursos).

El reto de alimentar al 21% de la población mundial con el 6% de los recursos hídricos globales y el 9% de las tierras cultivables sugiere que el tema de las ganancias de eficiencia será prioritario en las agendas políticas de China. Así que no es de extrañar que este país desperdicie menos alimentos que el promedio de países: Junguo y sus colegas calculan una tasa de pérdida de alimento1 del 19% (+ / -5%) para los alimentos en general, que comprende principalmente granos. Sin embargo, por el gran tamaño de China este desperdicio de cereales equivale al 56% de la producción anual de todo el África.

Los autores reportan los considerables impactos ambientales de los alimentos no consumidos sobre el uso del suelo y el agua. En el estudio no calculan las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas, pero una estimación aproximada arroja una sustancial cifra de 200 megatoneladas de CO2 equivalente por año2– mayor a las emisiones que se ahorrarían con las intenciones de China de instituir mejores prácticas ambientales en las industrias cementera, química y siderúrgica.

¿Qué podemos aprender acerca de reducir el desperdicio de alimentos en toda la cadena de suministro? La primera lección es que el desperdicio de alimento nunca será eliminado por completo. Por ejemplo, las alarmas de toxicidad son comunes en la industria de alimentos de China, y el mantenimiento de la idoneidad de los alimentos es probable que implique algunos desperdicios. La segunda lección es que las pérdidas se distribuyen de forma desigual, y necesitan diferentes estrategias para su reducción. El transporte es responsable de sólo un 2% de las pérdidas, y toda mejora implicaría esencialmente  una mejoría en el embalaje, mientras que las pérdidas más grandes en la producción se reducirían con una mayor mecanización.

En China, las tasas más altas de pérdida de alimentos en la cadena de suministro se producen a nivel del consumidor - como se ha encontrado también para EE.UU. y Reino Unido. Reducir los desperdicios de alimentos por parte de los consumidores implica cambiar sus conductas y culturas alrededor de la comida. Un hallazgo interesante del estudio chino es que la tasa de pérdidas de alimentos en los comedores y hogares oscila entre 5-7%, pero en los restaurantes es mucho mayor, alcanzando el 19%. Esto refleja las tradiciones chinas similares a las de otros países, según las cuales se es ahorrador con la comida de todos los días, pero se es mucho más laxo en ocasiones especiales.

Indiferentes a las tradiciones, los responsables políticos están tomando medidas. El Presidente Xi Jinping ha respaldado la campaña "limpia tu plato" de la sociedad civil, y como primer paso, ha limitado los banquetes patrocinados por el gobierno – tan seriamente que algunos restaurantes de Pekín se quejan de una caída del 35% en las ventas, mientras que el gobierno prevé una reducción tangible en el costo anual por pérdidas de alimentos - estimadas en USD 32 mil millones3. Extrapoladas a nivel mundial, las políticas gubernamentales que van más allá de la simple "toma de conciencia" lograrían mucho más para reducir los desperdicios y crear un futuro con seguridad alimentaria.

Referencias

Notas

1 El artículo en discusión define la tasa de pérdida de alimentos como la relación entre los alimentos perdidos o desperdiciados frente a la cantidad total de la producción de alimentos en el país.

2 Esta estimación muy aproximada se calcula a partir de los valores de emisión de gases de efecto invernadero notificados por China a la CMNUCC en 2005. La agricultura representó el 15% de las emisiones totales, incluyendo los provenientes del uso de la tierra, cambio de uso y silvicultura. De estas emisiones, el 19% se deben a la producción agrícola no consumida como alimento. El simple análisis no tiene en cuenta la producción agrícola para los biocombustibles y los usos industriales finales, el papel relativo de la producción de arroz y de las emisiones de metano, ni otros muchos factores. La FAO (2013) estima que las emisiones combinadas de residuos de alimentos de China, Corea del Sur y Japón están en el orden de 1,000 megatoneladas de CO2 equivalente por año.

3  Método para el cálculo no presentado. SourceBy the Numbers: Reducing Food Loss and Waste - World Resources Institute, 5 June 2013 

La presente es la edición de enero 2014 de AgClim Letters, un análisis periódico sobre ciencia y política escrito por Sonja Vermeulen, Líder de Investigación de CCAFS. Regístrese para recibir los boletines electrónicos y lea las ediciones pasadas. Sus comentarios son bienvenidos.