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La región debe identificar sus necesidades más apremiantes para avanzar hacia las metas de adaptación y mitigación de sus Contribuciones Nacionales Determinadas. 

América Latina y el Caribe (ALC) aparece entre las regiones más afectadas por los efectos de la crisis climática. De acuerdo a los datos del World Resources Institute (WRI), en el 2012, fueron emitidas desde América Latina y el Caribe, 3.956 Mt de CO2, lo que corresponde a 8,32%. A nivel global, las emisiones asociadas a la agricultura corresponden a 10,60% de las emisiones totales, en cuanto en América Latina y el Caribe, las emisiones del sector “agricultura” corresponden al 22,68% de las emisiones regionales.

El 17,80% de las emisiones globales de Gases Efecto Invernadero (GEI) de la agricultura, se explican por las emisiones agrícolas en ALC; siendo que alrededor de ¼ de las emisiones globales por cambio y uso de la tierra y silvicultura (tala de bosques), corresponden a aquellas de la región, reflejando las altas tasas de deforestación y conversión de bosques en áreas para otros usos.

Compromisos regionales 

En ese sentido, los gobiernos de América Latina y el Caribe asumieron diferentes compromisos en el marco del Acuerdo de París firmado durante la COP21. En ese momento, los países se comprometieron a mantener el incremento de la temperatura global muy por debajo de los 2°C, fortalecer la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y aumentar la resiliencia climática.

Estos compromisos quedaron consignados en las Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés), que se han convertido en un instrumento clave por el cual los gobiernos fijan y miden sus metas a corto, mediano y largo plazo, para luchar contra el cambio climático.

En las NDC, se establecen metas de mitigación y adaptación, logrando identificar las áreas y sectores que aportarán a ellas, entre los que se encuentra la agricultura.  Pero, ¿qué se necesita para que los países cumplan con estas metas?

Metás más ambiciosas

En primer lugar, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), se necesita una configuración de la política económica que genere incentivos hacia la adopción de patrones de producción y consumo bajos en carbono. Los expertos también apuntan a que las acciones de adaptación y mitigación deben encontrarse dentro de las agendas de desarrollo económico de los países como una manera de reducir la pobreza y las brechas de género en el sector agrícola.

En segundo lugar, es importante poner en marcha medidas que contribuyan a aumentar los flujos financieros, y que estos se alineen a acciones de mitigación y adaptación priorizadas en los planes y estrategias  (nacionales y de bloques de países) para combatir el cambio climático, al mismo tiempo que se movilizan recursos adicionales a nivel internacional que puedan contribuir a cumplir con las metas fijadas.

Teniendo en cuenta que los países vienen trabajando en estas metas desde 2015, las NDC tendrán su primera ronda de evaluación en la COP26 en 2020, por lo que resulta vital realizar el monitoreo de las acciones realizadas por cada país, para así identificar la efectividad de las políticas, las buenas prácticas y las brechas existentes. Actualmente, 70 países han manifestado su intención de subscribir una mayor ambición en sus NDC, 22 de ellos son de la región.

Actuemos ahora 

Los próximos dos años se convierten en un momento determinante para aumentar la ambición y contundencia en las acciones en el marco de los compromisos climáticos fijados, es necesario orientar su desarrollo hacia construir sectores sostenibles y resilientes al clima.

Una mayor ambición en línea con los objetivos del Acuerdo de Paris, requiere una visión de largo plazo y mayor transparencia, para lo cual debe ser guiada por la ciencia.

Para ello, una mayor ambición en las metas es esencial, así como, una colaboración más estrecha entre los gobiernos a todos los niveles, las empresas y la sociedad civil para implementar las diferentes acciones de adaptación y mitigación consignadas en las NDC. Todos podemos contribuir, sólo hace falta actuar ya!

Más información: 

Este texto fue escrito en un esfuerzo colaborativo del Programa de Investigación de CGIAR en Cambio Climático, Agrucultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS) junto al  Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para la COP25.