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Costa Rica aumenta su ambición climática imaginando colectivamente el futuro

© Ernesto Jara Vargas
Costa Rica está decidida a seguir mejorando los objetivos climáticos y utiliza la prospección para probar y robustecer las medidas climáticas.
Cómo los escenarios futuros pueden ayudar a Costa Rica a planificar el futuro y adaptarse al cambio climático.

La comunidad internacional tiene claro que los países tienen que aumentar sus ambiciones climáticas para mantener las esperanzas de que el Acuerdo de París alcance sus objetivos. Mientras se llevan a cabo los preparativos para la Conferencia sobre el Cambio Climático de Glasgow (COP26), los arduos esfuerzos para garantizar que todo el mundo esté a bordo en la Race to Zero están poniendo el listón muy alto también fuera de las negociaciones formales.

Un número creciente de investigadores está descubriendo que la anticipación de posibles futuros puede ayudar a imaginar, y poner en marcha, las transformaciones necesarias para reducir las emisiones y hacer que las sociedades sean resilientes al cambio climático. El gobierno de Costa Rica lleva experimentando con los "métodos futuristas" desde 2015, cuando elaboró su Contribución Prevista y Determinada a Nivel Nacional (INDC, por sus siglas en inglés) en colaboración con el proyecto de Escenarios Futuros de CCAFS, y entretanto ha aprendido mucho.

¿QUÉ SON LOS ESCENARIOS FUTUROS?

Los escenarios futuros, una metodología desarrollada por la Universidad de Oxford y CCAFS, pueden ayudar a planificar futuros inciertos integrando el cambio climático con otros factores de cambio, como los niveles de desarrollo socioeconómico y los diferentes regímenes de gobierno. Los escenarios permiten a los responsables políticos explorar diversas vías futuras.

REFORZAR LOS COMPROMISOS PARA HACER FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO

Durante el año 2020, sintiéndose comprometidos a aumentar la ambición de su actual Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), el refugio forestal de Centroamérica utilizó varias vías para explorar cuánto podrían reducirse las emisiones bajo un gran número de escenarios futuros, y qué medidas son necesarias si las cosas no salen como se planean. Por ejemplo, la gran área metropolitana se enfrenta a grandes retos en materia de tráfico y transporte. Un tren eléctrico sería una solución ideal para desatascar el tráfico a escala. Pero, ¿y si estos planes se retrasan debido a la recesión económica provocada por la pandemia? ¿Qué alternativas podrían ayudar al país a retomar el camino, y cuántas emisiones podrían ayudar a reducir? ¿Y qué otros cambios podrían producirse a escala local o global que desviaran totalmente la realización de los objetivos climáticos, a pesar de los bien pensados planes de adaptación y mitigación del país?

El Ministerio de Ambiente y Energía se asoció con dos universidades nacionales, la Universidad de Cooperación Internacional (UCI) y la Universidad de Costa Rica (UCR), para asumir la tarea, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Corporación RAND. El resultado fue un proceso altamente participativo en el que se complementaron los métodos cualitativos y cuantitativos para anticipar el futuro, lo que a su vez condujo a una NDC con mayor ambición, arraigada en valores fundamentales de justicia climática.

MEDIDAS CLIMÁTICAS SÓLIDAS MEDIANTE LA EXPLORACIÓN DE LAS INCERTIDUMBRES FUTURAS

Durante el proceso, facilitado por la UCI, socia de CCAFS, los actores clave evaluaron la solidez de las medidas climáticas actualmente planificadas contrastándolas con escenarios que reproducían diferentes cursos de desarrollo en el futuro. Hicieron estos escenarios discutiendo lo que podría cambiar a nivel local, regional o global y que podría influir en la consecución de los objetivos climáticos de Costa Rica, y cuáles de estas cosas eran inciertas.

Los factores considerados más críticos fueron el cambio de uso del suelo, la gestión de la biodiversidad, la gobernanza de los recursos hídricos, el desarrollo tecnológico y el conflicto o la colaboración con otros países de la región. Cuando ciertas medidas resultaban fallidas en varios escenarios, los actores clave sugerían cómo mejorarlas. Esto ayudó al gobierno y al sector privado a entender qué medidas eran menos sólidas que otras, y lo más importante: qué había que hacer en los próximos años para reducir las posibilidades de fracaso y empezar a acelerar el cambio transformador.

Taller Costa Rica

Captura de pantalla de la serie de talleres online con más de 350 actores clave y 25 facilitadores formados.

NO DEJAR A NADIE ATRÁS

Curiosamente, en muchos de estos posibles mundos futuros, incluso en los más optimistas, las partes interesadas expresaron su preocupación por el hecho de que otros se quedaran atrás; que la actual brecha socioeconómica entre ricos y pobres aumentara en un futuro próximo y lejano. Esto dio al Ministerio de Medio Ambiente y Energía un mensaje muy claro: para alcanzar los ambiciosos objetivos de resiliencia climática y emisiones netas cero para 2050, Costa Rica tiene que mirar más allá de las medidas climáticas; tiene que asegurar la consecución de los objetivos de desarrollo social y económico.

Como resultado, la nueva NDC aumenta la capacidad de adaptación de Costa Rica, fortalece la resiliencia y busca reducir la vulnerabilidad climática con un enfoque más inclusivo, mientras que al mismo tiempo, logra el desarrollo económico y social a través de la creación de capacidades e información para la toma de decisiones, la inclusión de criterios de adaptación en los instrumentos de financiación y planificación, la adaptación de los servicios públicos, los sistemas productivos y la infraestructura, y la implementación de soluciones basadas en la naturaleza. La NDC se alinea con las estrategias a largo plazo del país para el cambio climático, que se espera que aporten 41.000 millones de dólares de beneficios netos a Costa Rica entre 2020 y 2050.

FORTALECER LAS CAPACIDADES LOCALES PARA ANTICIPARSE AL FUTURO

Costa Rica también ha estado trabajando en sus capacidades para anticipar futuros que puedan apoyar la toma de decisiones y la formulación de políticas. Para el proceso de mejora de las NDC, la UCI formó a expertos de organizaciones clave en materia de cambio climático en el desarrollo participativo de escenarios futuros para ayudar a facilitar los talleres virtuales. Estas capacidades permitirán al gobierno de Costa Rica realizar ejercicios prospectivos similares de forma iterativa para anticipar las necesidades futuras y ajustar los objetivos y las medidas en consecuencia cada 5 años. Los proyectos de investigación centrados en el desarrollo transformador liderados por los investigadores de CCAFS, en colaboración con pioneros como IPBES y el Centro de Resiliencia de Estocolmo, garantizarán que los métodos utilizados estén en la frontera de la innovación y el conocimiento científico.

Por último, una colaboración entre la UCR, la Corporación RAND y el BID sentó las bases para el uso de modelos de libre acceso para ejecutar miles de escenarios climáticos, energéticos, terrestres e hídricos. Esto permite respaldar la imaginación de futuros con datos sólidos que muestran cuánto se puede ganar o perder realmente con la acción climática. Al cuantificar los posibles resultados de las diferentes medidas climáticas, estos modelos pueden ayudar a comprender qué acciones tienen más probabilidades de ofrecer los mayores beneficios en términos de salud pública, economía, así como de resiliencia y mitigación climática.

Marieke Veeger es la Coordinadora de Escenarios Futuros de CCAFS para América Latina. Lauren Sarruf es la Oficial de Comunicaciones para CCAFS América Latina.